El líder mexicano, que se autodenomina izquierdista, también ha anunciado una posible reforma constitucional para contrarrestar la que en 2013 abrió el sector energético a la inversión privada.
Por Pedro Pablo Cortés
México, 14 nov (EFE).- La política energética del mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, causará choques con el Presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, quien presionará más en medioambiente y defensa de inversiones que Donald Trump, aseguran expertos.
Mientras Biden promoverá las energías limpias, López Obrador prioriza a Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), dos empresas del Estado, frente “al saqueo” de los privados, expone Julio Alejandro Millán, presidente de Consultores Internacionales.
“Ambas posturas se convierten en posturas más bien antagónicas, y nosotros creemos que en el futuro va a ser un punto de conflicto entre las dos naciones, eso sin duda”, comenta este sábado a Efe el especialista internacional.
Pese al discurso antimexicano de Trump, el Presidente de México es uno de los pocos líderes mundiales que aún se niega a reconocer la derrota electoral del republicano.
Aunque Trump presionó a México en migración y comercio, López Obrador y él comparten posturas similares sobre los combustibles fósiles, han desestimado los paneles solares y se han burlado de los molinos de energía eólica.
Por ello, Millán cree que Trump ha desestimado las peticiones de empresarios estadounidenses y de congresistas de ambos partidos, quienes han acusado al Gobierno de López Obrador de violar el nuevo Tratado ente México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
“La administración de Trump tiene que ver más con temas de migración en lo que tiene que ver con México que con la política energética, entonces ha dejado pasar este tipo de reclamos”, opina.
Pero el presidente de Consultores Internacional no duda que esto se convertirá en un “punto de conflicto” con Biden.
“A diferencia del presidente Trump, va a ser una administración mucho más activa en estos temas y básicamente en defender las inversiones estadounidenses en México, que han sido importantes en energías limpias, tanto en eólica como en solar, pero petróleo también”, expone.
TRATADO RECARGADO
López Obrador ha defendido que el T-MEC, en vigor desde el 1 de julio, incluye el capítulo de “Reconocimiento de la propiedad directa, inalienable e imprescriptible del Estado mexicano sobre hidrocarburos”.
“Hay materias que no forman parte del tratado porque tienen que ver con el dominio soberano de México, como es el caso del sector energético”, afirmó en su rueda de prensa del miércoles.
Sin embargo, Miguel Ángel Mateo, socio de la firma legal Hogan Lovells, advierte que esto no exime al Gobierno de México de respetar las inversiones de compañías energéticas norteamericanas.
“No es del todo cierto, o sea, el T-MEC lo que hace es confirma la soberanía de México sobre los hidrocarburos, eso sí está en el tratado, pero lo que hace el tratado es mucho más amplio que simplemente dictar medidas de política energética”, señala.
Como medidas problemáticas, el abogado energético enuncia el acuerdo del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) y la política de la Secretaría de Energía que busca frenar la generación privada de renovables para priorizar las plantas convencionales de la eléctrica pública CFE.
El experto indica que estas medidas han afectado las inversiones de forma retroactiva porque López Obrador ha denunciado que son “contratos leoninos”, lo que podría causar un conflicto en el T-MEC.
“El tratado sí establece obligaciones al respecto de monopolios estatales, de contrataciones públicas de compromisos medioambientales, etcétera. Entonces no es tan simple como decir que el tratado no obliga en materia energética”, sostiene.
REFORMA CONSTITUCIONAL
El líder mexicano, que se autodenomina izquierdista, también ha anunciado una posible reforma constitucional para contrarrestar la que en 2013 abrió el sector energético a la inversión privada.
“México se reservó el derecho de modificar su Constitución en materia energética, esto no quiere decir que la pueda reformar en violación del tratado, entonces México tendría que ser muy cuidadoso en que los alcances no fueran a violar otras disposiciones”, advierte Carlos Ramos, socio de Hogan Lovells.
El abogado rechaza que Biden vaya a “dictar” la política energética de México.
Tampoco cree que México adquiera el compromiso de realizar rondas petroleras o abrir espacios a las renovables.
“Lo que sí puede existir es mayor presión para que se cumplan los acuerdos comerciales y básicamente se respeten las normas del juego respecto a las inversiones ya existentes”, observa.
Más allá de la presión de Biden, los expertos coinciden en que urge modernizar el enfoque energético de México.