El adiós a un titán del espectáculo
El mundo del entretenimiento está de luto. Terry Bollea, conocido globalmente como Hulk Hogan, falleció a los 71 años por insuficiencia cardíaca, cerrando el capítulo de una de las carreras más brillantes -y polémicas- en la historia de la lucha libre profesional.
De héroe nacional a villano televisivo
Con sus 1.98 metros y 173 kg de puro músculo, Hogan no solo dominó el cuadrilátero durante los 80 y 90, sino que se convirtió en el símbolo del patriotismo estadounidense. Su épico duelo con André the Giant en WrestleMania III sigue siendo el evento de lucha libre más visto, con 33 millones de espectadores.
Pero detrás del personaje rubio y musculoso se escondía una vida llena de claroscuros: uso de esteroides, escándalos sexuales y su polémico apoyo a Donald Trump en 2024 marcaron su trayectoria fuera del ring.
La transformación que sorprendió al mundo
En un giro que dejó boquiabiertos a los fanáticos, Hogan pasó de héroe a villano cuando cambió a la WCW en 1993. “Hollywood Hogan”, como se hizo llamar, se convirtió en el antihéroe perfecto para la nueva era del entretenimiento deportivo.
El precio de la fama
Los años en el ring pasaron factura: 10 cirugías de espalda, reemplazo de rodillas y hombros. “No queda nada original”, confesó recientemente al podcast de Logan Paul. Su vida personal tampoco escapó al drama, con un sonado escándalo sexual que llevó a la quiebra al medio Gawker.
Hoy, mientras el mundo despide a esta leyenda, queda claro que Hulk Hogan fue mucho más que un luchador: fue el reflejo de una era donde el espectáculo y la realidad se mezclaban en cada body slam.
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