Un legado de humildad hasta el final
Jorge Mario Bergoglio, el primer Papa jesuita y latinoamericano, dejó claro en vida su deseo de romper protocolos incluso en su despedida final. Fallecido este Lunes de Pascua a los 88 años, Francisco eligió conscientemente apartarse de las majestuosas tradiciones funerarias del Vaticano.
Santa María la Mayor: su refugio eterno
En su autobiografía “Esperanza” (2025), el Pontífice reveló: “No seré enterrado en la Basílica de San Pedro, sino en Santa María la Mayor”. Este templo, con sus impresionantes mosaicos del siglo V, fue su santuario personal durante el pontificado. Allí descansará junto a “la Regina della Pace”, la estatua mariana que según confesó, lo “abrazó más de cien veces” en momentos cruciales.
La simplicidad como sello
Francisco eliminó elementos tradicionales como:
- El triple ataúd (ciprés, plomo y roble)
- El catafalco elevado
- La plataforma dorada
- La ceremonia de cierre del féretro
“Será como cualquier cristiano normal”, explicó, reafirmando su visión del obispo como pastor, no como poderoso.
Un cambio histórico
Con esta decisión, Francisco se convierte en:
- El primer Papa en casi 150 años que no yace en San Pedro
- El octavo en descansar en Santa María la Mayor
- El continuador de la simplificación litúrgica iniciada con Benedicto XVI
Adiós sin pompas
Aunque los fieles podrán despedirlo en la Basílica de San Pedro, el féretro permanecerá cerrado – otro quiebre con la tradición. El Vaticano seguirá el nuevo “Ordo Exsequiarum Romani Pontificis”, que formalizó en 2024 estas modificaciones que Francisco había anunciado informalmente en entrevistas desde 2023.
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