En un momento crucial de la geopolítica mundial, el presidente Joe Biden se prepara para su última reunión con su homólogo chino, Xi Jinping, antes de entregar las riendas de la relación bilateral más importante del mundo al presidente electo Donald Trump.
La reunión, programada para este sábado en el marco de la cumbre de líderes del Pacífico (APEC) en Perú, servirá como el capítulo final de los ambiciosos esfuerzos de Biden por posicionar a Estados Unidos frente a un Beijing cada vez más asertivo. Será la tercera vez que los dos líderes se reúnan desde que Biden asumió el cargo.
A diferencia de sus encuentros anteriores, esta reunión no dará lugar a una larga lista de conclusiones o resultados. En su lugar, será un momento de reflexión entre dos hombres cuya relación se remonta a más de una década, cuando Biden realizó un extenso viaje por China.
Sin embargo, el encuentro final se verá ensombrecido por los resultados de las elecciones estadounidenses de la semana pasada. Trump asume el cargo habiendo prometido una línea dura con China, y ya ha colocado a una serie de halcones en posiciones clave antes de su investidura en enero, lo que presagia una relación conflictiva en los próximos años.
Queda por ver en qué medida el enfoque de Trump se diferenciará del de Biden, ya que la administración actual ha tomado medidas agresivas para limitar la tecnología china y reforzar las alianzas estadounidenses en Asia para contrarrestar a Beijing.
Al aceptar reunirse con Biden durante su período saliente, Xi parece estar señalando un deseo de mantener la continuidad y una relativa estabilidad en medio de la transición de liderazgo en Estados Unidos.
Aun así, los funcionarios de la administración Biden reconocen que no pueden predecir qué dirección tomará la relación entre Estados Unidos y China una vez que Biden deje el cargo, pero mantienen la esperanza de que el enfoque que adoptó Biden pueda funcionar también para Trump.
“Esta es una relación difícil y complicada entre Estados Unidos y China, y cualquiera sea la decisión del próximo Gobierno, tendrá que encontrar formas de gestionar esa relación difícil y complicada”, afirmó un alto funcionario del Gobierno.
La reunión final entre los líderes de las mayores economías del mundo se produce en un momento global precario. Desde que Biden asumió el cargo, Xi ha profundizado su relación con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, al tiempo que mantiene fuertes vínculos con Irán y Corea del Norte, creando una red antiestadounidense que ha generado una creciente preocupación en Washington.
Los funcionarios estadounidenses también han observado con alarma cómo China lleva a cabo ejercicios militares agresivos alrededor de Taiwán, lo que genera preocupación de que Beijing pueda actuar sobre la isla autónoma en los próximos años.
Todavía queda por ver cómo Trump abordará esta nueva realidad mundial. Trump intentó cultivar fuertes vínculos con Xi al comienzo de su primera presidencia, pero la relación se deterioró en medio de disputas comerciales y los orígenes del COVID-19.
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