En una sesión marcada por el caos y las acaloradas acusaciones de la oposición, el Senado mexicano aprobó en tiempo récord una reforma constitucional que blindará los cambios a la Carta Magna. Con 85 votos a favor y 41 en contra, la llamada “supremacía constitucional” fue elevada a rango constitucional, impidiendo que la Suprema Corte y los tribunales puedan revisar futuras modificaciones.
Los legisladores del PAN tomaron la tribuna con pancartas denunciando “la dictadura de Morena”, mientras que los senadores guindas respondieron con carteles acusando a la oposición de estar “moralmente derrotada”. La aprobación de esta reforma, apenas dos días después de su presentación, ha generado un intenso debate sobre los límites del poder y el futuro de la democracia en México.
“Es una medida sin precedentes que pone en jaque el equilibrio de poderes”, afirma el analista político Javier Hernández. “Morena parece estar consolidando su control sobre las instituciones, lo que podría tener graves consecuencias a largo plazo”.
Sin embargo, los defensores de la reforma argumentan que es necesaria para evitar que las modificaciones constitucionales queden “congeladas” por controversias o acciones de inconstitucionalidad. “Necesitamos agilizar los procesos de reforma para avanzar con nuestra agenda de transformación”, señala la senadora Luisa Alcántara.
¿Estamos ante el inicio de una dictadura o ante una reforma necesaria para el país? El debate está abierto, y los mexicanos deberán estar atentos a los próximos pasos de este proceso político que promete sacudir los cimientos del sistema.
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