Tensión y drama en las calles de Chilpancingo: Norma Otilia Hernández, la exalcaldesa expulsada de Morena, se enfrentó a una multitud furiosa durante el funeral del alcalde asesinado, Alejandro Arcos Catalán.
La escena fue desgarradora: Hernández, visiblemente afectada y llorando, tuvo que abandonar la ceremonia fúnebre entre gritos de “¡Fuera, fuera!”, “¡Asesina!” y “¡Vendiste al pueblo!”. La exalcaldesa, quien había sido expulsada del partido por reunirse con el líder criminal Celso Ortega, intentó rendir homenaje a su “amigo y compañero de lucha”, pero la comunidad no se lo permitió.
“Un padre de familia que amaba a Chilpancingo”, así describió Hernández a Arcos Catalán, cuyo asesinato a menos de una semana de asumir el cargo ha conmocionado a la ciudad. Cientos de manifestantes se congregaron a las afueras de la iglesia para exigir justicia y expresar su dolor por la violencia que azota a la región.
La tragedia de Chilpancingo refleja la compleja realidad que enfrentan los funcionarios públicos en Guerrero, donde los grupos del crimen organizado mantienen una constante disputa por el control territorial. Mientras las autoridades investigan el móvil del asesinato, la comunidad clama por respuestas y seguridad.
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