Claudia Sheinbaum, la nueva presidenta de México, enfrenta el desafío de marcar su propia voz en el panorama político dominado por su predecesor, Andrés Manuel López Obrador. Pero en su primera Mañanera, la mandataria ha demostrado que está dispuesta a poner su sello personal en esta icónica institución.
Desde el cambio de nombre a “Mañanera del Pueblo” hasta la nueva decoración blanca y guinda, Sheinbaum ha buscado diferenciar su estilo. Sin embargo, la retórica se mantiene similar a la de su antecesor. Lo que sí ha llegado a Palacio Nacional son nuevas reglas para participar en estas conferencias, como límites de tiempo y restricciones sobre documentos y fotografías.
La presidenta ha presentado una serie de secciones temáticas que abarcan desde la salud hasta la memoria histórica. Los lunes se hablará de vida saludable, los martes de humanismo mexicano, los miércoles de “Detector de mentiras”, los jueves de heroínas nacionales y los viernes de “Suave patria”, un momento de nacionalismo.
Saltándose sus propias normas, Sheinbaum ha dedicado su primera Mañanera a un homenaje a la masacre de Tlatelolco, anunciando que su primera medida será pedir perdón por parte del Estado mexicano por los crímenes cometidos. En menos de una hora y media, la nueva presidenta ya se marchaba rumbo a la próxima actividad, marcando un récord de eficiencia en estas conferencias.
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