El sistema de salud de México se enfrenta a un desafío crítico: un déficit financiero que pone en riesgo la calidad y la cobertura de los servicios médicos. Según un análisis reciente, el IMSS Bienestar enfrenta un déficit de 193 mil millones de pesos, mientras que el sistema nacional de salud necesita un incremento del 3.25% al 3.87% del PIB para cubrir sus necesidades reales.
Estos hallazgos cuestionan la eficacia del tradicional indicador del gasto en salud como porcentaje del PIB. Si bien esta métrica facilita las comparaciones internacionales, no logra capturar las demandas específicas y dinámicas de un sistema de salud. Casos como el de Estados Unidos, que destina el 16% de su PIB a salud con resultados deficientes, o Singapur, que lidera con solo el 2.14%, demuestran que este indicador es insuficiente.
La Metodología del Costo Médico-Técnico de Referencia (CMTR) surge como una alternativa más precisa. Este enfoque se basa en un análisis detallado de los costos reales de diagnósticos y tratamientos, considerando insumos médicos, infraestructura y personal necesario para garantizar una atención de calidad.
Los resultados de esta metodología revelan la magnitud del déficit financiero que enfrenta el sistema de salud mexicano. Para cerrar esta brecha, los legisladores deberán tomar decisiones informadas y estratégicas que reflejen las verdaderas necesidades del sector.
Solo mediante un análisis riguroso y la transparencia en el manejo de los recursos, México podrá avanzar hacia un sistema de salud universal y financieramente sostenible. Es hora de dejar atrás los indicadores superficiales y adoptar enfoques innovadores que garanticen una atención médica de calidad para todos los mexicanos.
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