Un sospechoso identificado como Ryan Wesley Routh, de 58 años, intentó asesinar al expresidente Donald Trump en su campo de golf en Florida, según documentos judiciales revelados recientemente. Routh, un trabajador de la construcción con antecedentes penales, dejó una inquietante carta en la que ofrece una recompensa de $150,000 a quien “complete el trabajo” y califica a Trump como “no apto” para la presidencia.
Según el informe, Routh había estado merodeando el campo de golf durante un mes antes de ser detectado. Portaba un rifle semiautomático con mira telescópica, cámaras y placas de cerámica que aparentemente iba a utilizar como chaleco antibalas. Afortunadamente, un agente del Servicio Secreto lo descubrió y abrió fuego, haciendo que Routh huyera del lugar.
La investigación reveló que Routh tenía una obsesión con Ucrania y había viajado a Kiev en un intento de reclutar voluntarios para la causa ucraniana. Los documentos incautados también mostraron que había planeado los movimientos de Trump en los próximos meses, lo que sugiere que este no fue un intento aislado.
Este incidente resalta la importancia de la vigilancia y la seguridad en torno a figuras públicas prominentes. Aunque el sospechoso fue detenido, es inquietante pensar en las consecuencias que podría haber tenido este ataque si no hubiera sido descubierto a tiempo.
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