En un discurso apasionado, el Papa Francisco instó a los movimientos populares a continuar su lucha por la justicia social y los derechos de los más vulnerables. Desde el Vaticano, el Pontífice conmemoró los 10 años de su primer encuentro con estos grupos, elogiando su compromiso inquebrantable.
“Si el pueblo pobre no se resigna, el pueblo se organiza, persevera en la construcción comunitaria cotidiana y a la vez lucha contra las estructuras de injusticia social, más tarde o más temprano, las cosas cambiarán para bien”, declaró Francisco con vehemencia.
El Santo Padre abogó por políticas económicas más equitativas, un Salario Básico Universal y mayores impuestos a los multimillonarios, señalando que la acumulación de riqueza sin redistribución es un “vicio” que debe erradicarse. Además, hizo un llamado a los líderes políticos para que no se “entreguen a los cocodrilos” del poder y mantengan su compromiso con los más necesitados.
“Ustedes tienen que ser custodios de la Justicia Social. Tienen que estar ahí para recordarles al servicio de quién están”, exhortó Francisco a los movimientos populares, instándolos a ser la “última barrera de contención” contra la criminalidad organizada y la explotación.
Con un tono inspirador y un enfoque en la esperanza, el Papa reafirmó su convicción de que el amor y la compasión deben guiar la transformación social. “La esperanza no defrauda, es la virtud más débil, pero no defrauda”, concluyó, desafiando a los lectores a unirse a esta cruzada por la dignidad y la justicia.
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