En un giro inesperado, el Congreso mexicano ha aprobado una reforma que transfiere la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Esta decisión, celebrada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, tiene profundas implicaciones para la seguridad pública del país.
Según el mandatario, este cambio asegurará la continuidad y el fortalecimiento de la Guardia Nacional, evitando que se repitan los errores del pasado con la Policía Federal. Sin embargo, la oposición ha expresado preocupaciones sobre la “militarización” de la seguridad interna.
Para entender mejor este giro, echemos un vistazo a los datos clave:
Confianza en las Fuerzas Armadas
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2023, la Marina, el Ejército y la Guardia Nacional son las autoridades que más confianza y mejor desempeño tienen entre los mexicanos, además de ser percibidas como las menos corruptas.
Cambios en la Constitución
La reforma busca modificar los artículos 29 y 129 de la Constitución, eliminando el “candado” que exigía mandos civiles en las instituciones de seguridad pública. Ahora, la Guardia Nacional pasará a formar parte de las Fuerzas Armadas, aunque mantendrá su enfoque en la estrategia nacional de seguridad.
Investigación y Justicia Militar
Otra novedad es que los tribunales militares serán los encargados de investigar y juzgar a los miembros de la Guardia Nacional que incurran en delitos o presuntas violaciones a derechos humanos, en lugar de las instancias civiles.
¿Militarización o Fortalecimiento?
Mientras unos ven en esta reforma un peligroso paso hacia la militarización, el gobierno asegura que se trata de un fortalecimiento de la Guardia Nacional, que seguirá bajo el mando del presidente como comandante supremo. Solo el tiempo dirá si esta medida logra mejorar la seguridad pública en México.
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