El gobierno mexicano presume la compra de la refinería Deer Park en Texas con la promesa de que en 2023 “seremos autosuficientes en gasolinas y diésel”, y no habrá aumentos en los precios de los combustibles.
Sin embargo, existe un riesgo de que esta adquisición no resulte un buen negocio, sobre todo si se considera que desde hace dos años Pemex ha registrado pérdidas por la operación de esta refinería -de la que ya tenía la mitad de las acciones-, y por el hecho de que la compra ya incluye como ‘regalo’ una deuda de 980 millones de dólares.
Además de lo financiero, está la insistencia del gobierno de López Obrador en aumentar la producción de gasolinas, a contracorriente de la tendencia global de reducir las emisiones de carbono con energía proveniente de tecnologías renovables.
De hecho, esa es la razón por la que Shell se está deshaciendo de refinerías como Deer Park, a un costo que —por cierto— ha llamado también la atención por el dato de que la construcción de la refinería de Dos Bocas, Tabasco, representa una inversión 14 veces mayor.
La refinería ya incluye deuda
Desde hace 27 años Deer Park es casi 50% propiedad de Pemex. Así que, para ser más precisos, lo que anunció el gobierno es la adquisición del porcentaje faltante de la refinería, que desde 1993 opera en sociedad con la petrolera anglo-holandesa Shell en el estado de Texas, Estados Unidos.
“Tengo el gusto de informarles que Pemex compró las acciones de la refinería Deer Park de Houston de la empresa Shell (…) y de esta manera ya contamos con una nueva refinería”, anunció el presidente este lunes.
El Consejo de Administración de Petróleos Mexicanos autorizó la compra, pero se espera que la transacción se cierre en el cuarto trimestre de 2021. Esto, porque todavía falta el visto bueno de las autoridades regulatorias estadounidenses, para concretar la compra, según se informó el pasado 24 de mayo.
Desde que Shell y Pemex se asociaron, la refinería ha sido operada y administrada por Shell y las utilidades se han repartido entre los socios, o reinvertido. Según un comunicado de la empresa mexicana, durante este periodo las utilidades fueron reinvertidas en la refinería o destinadas al pago de deuda.
De hecho, Pemex explicó en un comunicado que de los 596 millones de dólares que costará la transacción, un monto será pagado en efectivo y otro estará representado por la eliminación de la participación de Shell en la obligación de deuda de la sociedad.
Octavio Romero Oropeza, director de Pemex, detalló que desde 2009 y hasta la fecha, salvo algunos años, no se han recibido utilidades. No porque no se hayan obtenido, sino porque fueron reinvertidas en la modernización, mantenimiento y pago de deuda de la refinería.
Al ser cuestionado sobre la deuda que tiene Deer Park, Romero Oropeza dijo que la cantidad asciende a 980 millones de dólares, que serán cubiertos por el gobierno federal.
Adriana García, investigadora de México Cómo Vamos y especialista en temas de finanzas públicas e indicadores macroeconómicos, explica que al comprar el resto de las acciones de Deer Park, el gobierno también se quedó con toda la deuda que previamente la refinería ya había adquirido para su funcionamiento.
Pero para conocer lo que realmente implica esta deuda, dijo, es necesario esperar a que se concrete la compra-venta.
Deer Park ya representaba pérdidas
Cada año, Pemex debe entregar un informe ante la Comisión de Valores de los Estados Unidos de América, la Securities and Exchange Commission (SEC), y ahí están los registros de pérdidas con Deer Park.
En 2020 PEMEX reportó pérdidas de 4,056 millones de pesos (mdp); y de 1,438 mdp durante 2019.
Este tipo de pérdidas no se reportaban desde el 2014 cuanto se registró un déficit de 232 mil millones de pesos. Aunque como Pemex acotó en el último año se registró una “recesión en la industria del petróleo y el gas”, así como la economía y la salud pública debido a la pandemia de COVID-19.
“Esta instalación se encuentra en un franco declive toda vez que la demanda de petrolíferos ya venía en declive por la aparición de las nuevas tecnologías”, comenta Santiago Arroyo, especialista en energía y director Ursus Energy, señalando que esto contribuye a que la refinería tenga finanzas con números negativos, es decir, con pérdidas.
Por ejemplo, apenas el año pasado Shell anunció que paró la refinería de Deer Park por problemas en el sello de un equipo de bombeo.
Otro ejemplo del declive de la venta de gasolina para Shell es el cierre de otra refinería en Luisiana a finales del año pasado. “Después de analizar todos los aspectos de nuestro negocio, incluido el desempeño financiero, tomamos la difícil decisión de cerrar el sitio”, dijo el portavoz de Shell, Curtis Smith, que, según reportó Reuters.
Por eso, para Santiago Arroyo con la compra de Deer Park “lo que está haciendo el gobierno mexicano es reforzar un sistema nacional de refinación que representa un pasivo y una pérdida para la nación mexicana”. En otras palabras, es un negocio que a su parecer no pinta para ser rentable.
Shell no incluyó en el trato a la petroquímica Shell Chemical L.P., que continuará operando su instalación 100% propiedad de Deer Park Chemicals, ubicada junto a la refinería.
Según Adriana García, esta decisión tiene que ver con el objetivo de Shell de enfocar su negocio para transitar de una empresa totalmente petrolera hacía una empresa de energía renovable que —a diferencia de Petróleos Mexicanos— es la tendencia que están siguiendo las petroleras en el mundo.
“Se trata de la necesidad de la industria petrolera de migrar hacia fuentes de energía renovables, en lugar de enfocarse en hidrocarburos”, señala.
Shell, en su plan de transición energética, busca disminuir su participación en procesos de refinación para convertirse en “un negocio de energía con cero emisiones netas para 2050”.
México quiere aumentar su producción de gasolina
La compra de Deer Park encaja en el Plan Nacional de Refinación del gobierno mexicano. El objetivo es incrementar nuestra oferta nacional de combustibles para satisfacer la demanda de la economía mexicana.
De hecho, el mismo presidente ha defendido en cumbres climáticas la producción nacional de petróleo y gasolina, para la demanda interna.
Esta visión a futuro va en sentido opuesto a la que han adoptado otros gobiernos, como el liderado por Joe Biden, presidente de Estados Unidos, en dónde se ubica Deer Park.
“Recibimos seis refinerías y vamos a entregar ocho refinerías. De esta manera vamos a dejar de comprar los combustibles, las gasolinas, en el extranjero”, dijo López Obrador.
Según el mismo director de Pemex, “esta decisión se inscribe en el objetivo de lograr a corto plazo producir el total de combustibles que se requieren en México, y para lo cual se están rehabilitando las seis refinerías del sistema nacional”.
Huibert Vigeveno, director de Downstream de Shell, dijo que “Shell no planeó comercializar su interés en la refinería de Deer Park. Sin embargo, tras una oferta no solicitada de Pemex, hemos llegado a un acuerdo para transferirles nuestro interés en la asociación”.
Shell negó a Animal Político que antes de la oferta del gobierno mexicano ya tuviera pensado cerrar Deer Park. Si bien tenía previsto deshacerse de instalaciones en su objetivo de descarbonización, esta era una que la empresa planeaba conservar, según Bloomberg.
De dónde saldrá el dinero
En su mensaje del lunes, el presidente López Obrador detalló que para comprar Deer Park no se adquirirá deuda, sino que los 12,000 millones de pesos con los que se pagará son producto de los ahorros del gobierno en materia de combate a la corrupción y austeridad republicana.
La organización México Cómo Vamos observó que “los recursos de la austeridad republicana no se encuentran en ninguna partida de la LIF 2021, no existe documento público que nos dé certeza a los mexicanos de la existencia de este monto”.
En ese sentido, López Obrador dijo que “tenemos una reserva de recursos. Teníamos 47 mil millones de pesos de reserva, 30 mil que está en Banobras y 17 mil que se conservaron para lo que hay del Fondo para Desastres Naturales (Fonden)”.
Esta precisión, señaló Adriana García, resulta más inquietante porque significa que se usará una parte del dinero que durante muchos años se guardó para hacerle frente a los desastres naturales —los cuales se intensifican debido al cambio climático—, a fin de comprar una refinería que justamente contribuye con la emisión de gases que propician el cambio climático.
Además del aparente bajo costo de esta nueva adquisición, el gobierno también ha destacado que la refinería de Deer Park tiene una capacidad de refinación de 340 miles de barriles diarios (mbd), la misma capacidad que tendrá Dos Bocas cuando se concluya.
Pero la gran diferencia es que Deer Park costará 600 millones de dólares; mientras que para construir la refinería de Dos Bocas se estiman costos de 8,995 millones de dólares (aproximadamente 179,900 millones de pesos).
Lo que para Santiago Arroyo da mucho en qué pensar en tema de transparencia, pues adquirir una nueva refinería con características similares está costando cerca de 14 veces menos de lo que cuesta construir Dos Bocas.
Al respecto, Adriana García señala que algo a favor de esta compra es que la refinería de Deer Park ya existe y ya se tiene precisión de su producción; mientras que de Dos Bocas todavía no se sabe cuál será su costo final ni cuándo verdaderamente quedará terminada.
Tener más infraestructura para producir más gasolina, no garantizará su precio
Otro aspecto que podría afectar los planes del presidente de aumentar la producción de gasolina sin que su precio aumente es la agenda del presidente Joe Biden y su compromiso para reducir las emisiones. Lo que podría implicar obstáculos para los planes de refinación de México, según explica Adriana García.
La especialista destaca que el precio de los energéticos no lo determina el presidente, sino que dependen de varios factores como el mercado internacional, las tensiones geopolíticas, expectativas económicas, e interrupciones en el comercio internacional como el bloqueo en el Canal de Suez.
En este video te explicamos más al respecto.
García precisa que para que México logre ser autosuficiente en producción de energía, no va a suceder solo con la compra de una refinería fuera del territorio nacional, pues esto significa que su producción depende de las políticas de ese país.
La especialista explica que, en Estados Unidos, la administración de Biden tiene una agenda muy agresiva para cumplir los objetivos del acuerdo de París, que combate el cambio climático.
Entonces, podrían tenerse nuevos impuestos a energías fósiles. Esto podría significar un riesgo de que, en los años siguientes, la gasolina refinada en Texas tenga sobrecostos.
Para que el consumidor no se ve a afectado por esto, dice García, lo que sí podría hacer el gobierno es ofrecer un precio fijo por la gasolina, “pero eso no significa que a los mexicanos nos seguirá costando los mismos 20 pesos que cuesta hoy, sino que a través de nuestros impuestos se pague ese sobreprecio”.
“México está apostando por infraestructura que dentro de unos años muy probablemente no se podrá utilizar. Cuando estemos más cerca del 2030 y 2050 que son las fechas en las que los gobiernos se han comprometido a ser neutrales en emisiones. No resulta factible que una refinería que sus procesos contaminan pueda seguir operando dentro de un territorio que se caracterice por ser neutral en emisiones”, dice García.