La naturaleza nunca deja de sorprendernos y por más que el hombre ha tratado de descifrar todos sus secretos, esto parece una tarea imposible, pues, cada que los científicos están cerca de darle una interpretación lógica a un fenómeno o conducta animal, se descubren nuevos eventos y especies que generan nuevas dudas y paradigmas.
Lo que se intuye hasta ahora con ayuda del método científico, es que, se lleva a cabo un ciclo interminable, dónde las especies se van extinguiendo por cambios generados en el ambiente, dando paso a las que lograron sobrevivir, mediante una adaptabilidad evolutiva y propiciando la aparición de nuevas formas de vida.
El ser humano, ha mostrado gran interés por intentar comprender las interacciones bióticas y abióticas que se llevan a cabo en todos los niveles, con las que compartimos tiempo y espacio. Tarea que se ha desarrollado desde la existencia del hombre en el planeta.
Con la información conocida se buscan alternativas que permitan la supervivencia de las especies, al mismo tiempo que se garantiza la del mismo hombre. Sin embargo, el acelerado ritmo de vida, la explotación de recursos naturales para satisfacer la alta demanda de la población, ha generado una desmedida contaminación, impactando negativamente todos los ecosistemas y propiciando la aceleración del cambio climático.
Gracias a estas acciones, comunidades completas de diferentes especies han llegado a su declive drástico, incluso, la extinción.
Pero, así como han desaparecido miles de especies de las que teníamos conocimiento, lo cierto es que, el número de flora y fauna que se sigue descubriendo, genera asombro e interés entre la comunidad científica.
Definitivamente, uno de los lugares que siguen siendo una incógnita para el ser humano, debido a su inmensidad y profundidad, son los océanos. La aparición de este ejemplar confirma lo mucho que desconocemos del ambiente dónde se cree que se originó la vida.
Pondremos como ejemplos el descubrimiento de un extraño tiburón que fue arrastrado a costas australianas desde aguas profundas. Este animal, de una anatomía particular cuenta con unos pronunciados y sobresalientes ojos, además de tener una perturbadora sonrisa, muy parecida a la de los humanos.
Los expertos en tiburones no tardaron en pronunciarse, sin poder identificar una familia conocida a la que pueda pertenecer el espécimen.
La manera en la que se descubrió este animal, fue gracias al pescador Trapman Bermagui, siendo el encargado de pescar este misterioso tiburón, frente a las cosas de Nueva Gales del sur, Australia.
El pescador compartió la imagen del animal en Facebook, en le que se puede intuir el tipo de piel áspera que recubre el esqueleto, seguramente, cartilaginoso de este raro espécimen. Los usuarios en redes sociales no tardaron en hacerse presentes, expresando comentarios de asombre y temor ante la apariencia física del tiburón.
«Es un tiburón trago», dijo a Live Science en un correo electrónico Brit Finucci, científico pesquero del Instituto Nacional de Investigación del Agua y la Atmósfera de Nueva Zelanda que se especializa en tiburones de aguas profundas. Sin embargo, no está claro exactamente a qué especie de este grupo pertenece, agregó.
Sin embargo, la identificación ha generado un gran debate en el gremio, esperando pronto se pueda esclarecer si realmente se trata de una nueva especie o el científico Finucci tenga razón.
