Pero ese plan no funcionó. Internet se filtró en la psique de C., que sufría una depresión grave, y encontró afinidad en la red con otros adolescentes en apuros y aprendió formas de autolesionarse.
“No quiero culpar a internet, pero sí quiero culpar a internet”, señaló C. “Siento que si hubiera nacido en el año 2000 a. C. en los Alpes, seguiría sufriendo de depresión, pero creo que se ha exacerbado por el clima en el que vivimos”.
Una serie de artículos de The New York Times ha explorado cómo los principales riesgos para los adolescentes han cambiado bruscamente en las últimas décadas, desde el consumo de alcohol, las drogas y los embarazos adolescentes hasta la ansiedad, la depresión, las autolesiones y el suicidio. El declive de la salud mental de los adolescentes ya estaba en marcha antes de la pandemia; ahora, es una crisis en toda regla, que afecta a los jóvenes más allá de las diferencias económicas, raciales y de género.
La tendencia ha coincidido con el hecho de que los adolescentes pasan cada vez más tiempo en internet y se suele culpar a las redes sociales de la crisis. En un estudio difundido de manera amplia en 2021, del que informó por primera vez The Wall Street Journal, Meta (antes Facebook) descubrió que el 40 por ciento de las chicas en Instagram, de la que Meta es propietaria, afirmaban sentirse poco atractivas debido a las comparaciones sociales que experimentaban utilizando la plataforma.