La última maravilla del Telescopio Espacial Webb es una nueva mirada a la Nebulosa de la Tarántula, una masa arremolinada de estrellas jóvenes y en formación donde la materia ha ido siendo expulsada por la radiación, explicaba la NASA en un comunicado.
Una nebulosa es una enorme nube de polvo que ocupa el medio interestelar y que podría ser una fuente de vida para nuevas estrellas. La Nebulosa de la Tarántula recibe su particular nombre por su parecido con la madriguera de una tarántula, toda cubierta de telarañas.
“Las espectaculares imágenes del Webb de la Nebulosa de la Tarántula nos brindan una nueva y sorprendente vista de la guardería estelar más grande del u niverso local, que nos descubre estrellas en las primeras etapas de su formación en los densos nudos de gas y polvo alrededor del cúmulo central”, dijo Chris Evans, científico del proyecto Webb para la ESA.
La Nebulosa de la Tarántula se encuentra a 161.000 años luz de nosotros, en la Gran Nube de Magallanes, una de las vecinas de la Vía Láctea. Los científicos del Webb pudieron capturar la nebulosa en todo su esplendor utilizando el conjunto de instrumentos infrarrojos del telescopio, que analizó esta estructura estelar en el espectro del infrarrojo cercano.
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Según la NASA, las brillantes estrellas azules ubicadas a la derecha del centro son responsables del agujero central, ya que la radiación emitida por el cúmulo de estrellas ha vaciado esa zona a través de intensos vientos estelares. Las áreas circundantes son increíblemente densas y han formado pilares que están dando a luz a estrellas jóvenes llamadas “protoestrellas”. El instrumento de infrarrojo medio del Webb, o MIRI, pudo ver a través del polvo interestelar, ya que sus capturas en longitudes de onda más largas pueden penetrar las densas nubes de partículas.
Los científicos están ansiosos por aprender más sobre la Nebulosa de la Tarántula, especialmente porque comparte una composición química similar a la del “mediodía cósmico”, una época en la que el universo tenía solo unos pocos miles de millones de años. Al observar la Nebulosa de la Tarántula, los astrónomos pueden, en cierto modo, escudriñar el pasado de nuestro universo.