Retrasar la segunda dosis de vacunas contra el COVID-19 para que más personas puedan recibir la primera podría reducir las muertes hasta en una quinta parte, sugiere una nueva investigación, que afirma que es posible que los países deseen considerar seguir al Reino Unido para retrasar la segunda vacunación en un intento por salvar vidas.
Inicialmente, los científicos habían desarrollado las vacunas (Moderna, Pfizer-BioNTech, Oxford-AstraZeneca) de tal manera que se recomendó que la segunda inyección se administrara dentro de las tres o cuatro semanas posteriores a la primera dosis.
Sin embargo, Reino Unido decidió optar por un intervalo de 12 semanas entre las dos dosis para asegurarse de que a más personas se les administre al menos la primera inyección. Al estudiar el mismo modelo, los investigadores han informado que la evidencia inmunológica demuestra una mayor protección desde la primera dosis.
El modelo del gobierno inglés también ha demostrado que ha habido comparativamente menos infecciones por COVID en personas a las que se les administró la primera dosis de las vacunas de AstraZeneca y Pfizer. De manera similar, Pfizer y Moderna brindan casi un 80 por ciento de protección después de la primera dosis.
El modelo realizado por científicos de la Clínica Mayo en Rochester, Estados Unidos, muestra que retrasar la segunda dosis para que más personas puedan recibir una primera dosis podría reducir las muertes hasta en una quinta parte, de acuerdo con el estudio publicado en la revista British Medical Journal (BMJ).
Un ejemplo mostró que si una primera dosis ofrecía un 80 por ciento de protección contra COVID, las muertes se reducían a 207 por cada 100 mil personas si se retrasaba la segunda dosis. Esto se compara con 233 muertes si las personas recibieran su segunda dosis dentro del plazo habitual.
“Retrasar la segunda dosis pero priorizarla para personas menores de 65 años puede resultar en tasas de mortalidad más bajas en comparación con la estrategia estándar de dos dosis”, dijeron los investigadores del estudio.
Los expertos, incluidos los de la Escuela de Salud Pública de Harvard en Boston y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), calcularon que la estrategia podría prevenir entre 47 y 26 muertes por cada 100 mil personas en general.
El efecto fue particularmente fuerte para el grupo de personas menores de 65 años, donde una estrategia de segunda dosis retrasada funcionó consistentemente bien en todas las tasas de vacunación probadas.
“Los resultados sugieren que, en condiciones específicas, se puede lograr una disminución en la mortalidad acumulada, las infecciones y los ingresos hospitalarios cuando se retrasa la segunda dosis de la vacuna, dijeron los autores del estudio.
“Retrasar la segunda dosis pero priorizarla para las personas menores de 65 años puede resultar en tasas de mortalidad más bajas en comparación con la estrategia estándar de dos dosis, incluso con tasas de vacunación de hasta el 1 por ciento de la población por día”, agregaron.