Niños y COVID-19: las efectos de una respuesta inmune acelerada en los más chicos

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Diferentes teorías indicaban que los menores no eran grandes transmisores del coronavirus, algo que choca con este estudio de la Universidad de Harvard y que podría generar una marcha atrás en algunos países donde se está en proceso de retornar a las escuelas (REUTERS)

El rol de los menores en el contagio del coronavirus SARS-CoV-2 es mayor a lo que se pensaba, de acuerdo a un informe publicado en The Journal of Pediatrics y dado a conocer por The Harvard Gazette, elaborado por médicos y científicos de esa universidad estadounidense. “En el estudio más completo de pacientes pediátricos con COVID-19 hasta la fecha, los investigadores proporcionan datos críticos que muestran que los niños juegan un papel más importante en la propagación comunitaria de COVID-19 de lo que se pensaba anteriormente”, señala el artículo. El informe agrega que sobre todo el fenómeno se da en los dos primeros días de que los pequeños hayan sido infectados.

Uno de los autores de la investigación, Alessio Fasano es director del Centro de Investigación de Inmunología y Biología de las Mucosas del Massachusetts General Hospital. Según lo que pudo determinar, “los niños no son inmunes a esta infección y sus síntomas no se correlacionan con la exposición y la infección. Durante esta pandemia de COVID-19, hemos examinado principalmente a sujetos sintomáticos, por lo que hemos llegado a la conclusión errónea de que la gran mayoría de las personas infectadas son adultos. Sin embargo, nuestros resultados muestran que los niños no están protegidos contra este virus. No debemos descartar a los niños como posibles transmisores de este virus”.

Diferentes teorías indicaban que los menores no eran grandes transmisores del coronavirus, algo que choca con este estudio de la Universidad de Harvard y que podría generar una marcha atrás en algunos países donde se está en proceso de retornar a las escuelas. De acuerdo a la investigación, es probable que los niños con COVID-19 no se enfermen tan gravemente como los adultos. Sin embargo, como portadores asintomáticos que asisten a las instituciones escolares, pueden propagar la infección y llevar el virus a sus hogares.

Asimismo, los médicos también estudiaron la respuesta del sistema inmune a una infección multi orgánica que los menores pueden desarrollar semanas después del contagio. De acuerdo a la edición de The Harvard Gazette, la respuesta inmune acelerada podría causar complicaciones de índole cardíaco. “Esta es una complicación grave como resultado de la respuesta inmunitaria a la infección por COVID-19, y el número de estos pacientes está creciendo. Y, al igual que en los adultos con estas complicaciones sistémicas muy graves, el corazón parece ser el órgano favorito de la respuesta inmune posterior al COVID-19”, indicó Fasano.

Como portadores asintomáticos que asisten a las instituciones escolares, los niños pueden propagar la infección y llevar el virus a sus hogares (REUTERS)

“Los niños en general desarrollan una enfermedad leve y asintomática, y en su gran mayoría se recuperan rápidamente. Sin embargo, se considera que alrededor de un 3% de los niños puede pasar a terapia intensiva y un 0,15% se presentan con un compromiso inflamatorio multisistémico -similar a la enfermedad de Kawasaki- que puede iniciar con un cuadro de vómitos, dolor abdominal, erupción en la piel y puede evolucionar al shock y a la falla multisistémica”, sostuvo en diálogo con este medio la doctora Gabriela Nidia Ensinck, médica infectóloga pediatra, Secretaria del Comité de Infectología de la SAP.

Para Eduardo López, infectólogo y asesor del presidente Alberto Fernández, “hubo una primera etapa en la que se creía que los niños no transmitían el nuevo coronavirus. Sin embargo, los individuos de cualquier edad que están infectados -y sobre todo si son sintomáticos- pueden ser transmisores del COVID-19″.

De acuerdo al artículo de The Harvard Gazette, “la transmisibilidad o el riesgo de contagio es mayor con una carga viral alta”. Incluso, asegura la revista, “cuando los niños presentan síntomas típicos de COVID-19, como fiebre, secreción nasal y tos, a menudo se superponen con enfermedades infantiles comunes, como la influenza y el resfriado común”, lo que provoca una confusión en el diagnóstico.

Consultado por Infobae, López aseguró: “En un grupo muy pequeño de chicos, hubo evidencia de enfermedad grave. La experiencia del Hospital de Niños sobre 200 chicos es que solo 5 estuvieron en terapia. Los niños hacen dos tipos de enfermedad grave: de neumonía y por la respuesta sistémica multiorgánica, en la cual el organismo produce una enorme respuesta inflamatoria con gran producción de lo que se llama citoquinas. Esta respuesta lesiona múltiples órganos como el corazón, la piel, los pulmones y otros sistemas. Otra manera de respuesta multiorgánica con un cuadro parecido es la del simil Kawasaki, un cuadro mezclado de una respuesta multiorgánica y una manifestación de la enfermedad. Los niños pueden hacer lesiones de piel y dilatación de las arterias coronarias. Estos chicos con COVID-19 pueden hacer un cuadro tipo Kawasaki, y presentar dolor abdominal, diarrea y lesión en el hígado. Son cuadros graves que requieren terapia intensiva”.

Según los especialistas, en los Estados Unidos la mortalidad de los niños por la enfermedad es de entre un 1.8 y 2%. Sobre las posibles secuelas de la enfermedad advierten que “pueden persistir miopatías y dilataciones aneurismáticas”. “La edad media no es de chicos pequeños sino de niños de la segunda infancia, entre 5 y 15 años”, añadió el experto.

Sobre las posibles secuelas de la enfermedad advierten que “pueden persistir miopatías y dilataciones aneurismáticas” (REUTERS)

“A medida que las escuelas planean reabrir, persisten los debates sobre el papel que juegan los niños en la pandemia de COVID-19″, dice el estudio al que accedió Infobae. “A nivel individual, a las familias les preocupa cómo la infección por Sars-CoV-2 podría afectar a sus hijos y familiares. Es especialmente preocupante para las familias que pertenecen a clases socioeconómicas bajas, donde la prevalencia de la infección es mayor y donde la convivencia multigeneracional es la norma, lo que aumenta el riesgo de transmitir la infección a abuelos vulnerables y adultos mayores. Si las escuelas reabrieran completamente sin las precauciones necesarias, es probable que los niños jueguen un papel más importante en esta pandemia”, concluyen los autores.

Al respecto, la doctora Sandra Inwentarz, neumonóloga pediátrica y jefa del Departamento de Neumonología del Instituto de Tisioneumonologia Prof. Dr. Raúl Vaccarezza, explicó: “Todos estos análisis surgen por la vuelta a clases de los más chicos y lo que buscan es aportar algo fidedigno. La realidad es que aún no hay nada fidedigno. Lo que sí se sabe es que los chicos pueden ser transmisores de la enfermedad, pueden ser un vector y hacer una enfermedad silente. Para que haya un chico infectado por coronavirus tiene que haber un adulto a su alrededor que lo tenga. Eso es muy común en pediatría en algunas enfermedades. Con el alto numero de casos en nuestro país es importante resaltar que los chicos no deben ingresar ahora a las aulas”.

“Este estudio proporciona datos muy necesarios para que los legisladores tomen las mejores decisiones posibles para las escuelas, guarderías y otras instituciones que atienden a los niños”, dice Fasano. “Los niños son una posible fuente de propagación de este virus y esto debe tenerse en cuenta en las etapas de planificación para la reapertura de las escuelas”.

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