Desde que la sociedad se organiza en núcleos territoriales, las enfermedades han formado parte de nuestro día a día; sobre todo, las contagiosas. Estas pueden simplemente pasar por nuestro organismo de forma discreta o, por lo contrario, desencadenar una pandemia que ponga en alerta a todo el planeta.
Se considera pandemia cuando el brote afecta a más de un continente y los casos ya no son importados sino provocados por trasmisión comunitaria.
El último episodio con estas características fue el del SARS-CoV-2, también conocido como COVID-19: un virus que provocó más de 600 millones de casos en el mundo y más de 6,8 millones de muertos. Sin embargo, el recuento de defunciones y la tasa de letalidad del coronavirus -que ronda entre un 0,8 y un 1,1 %, y asciende a 12-16 % en los mayores de 80- están lejos de asemejarse a las cifras de estas 3 pandemias que incluso cambiaron la estructura demográfica de continentes enteros.
3. La viruela
La viruela está causada por un virus llamado variola, el cual afecta exclusivamente a seres humanos. La enfermedad se manifiesta a través de la fiebre, jaquecas, vómitos y manchas en la piel que posteriormente se convierten en ampollas. Hasta su erradicación en 1977, era una afección grave que se expandió masivamente cuando los conquistadores viajaron a América y contagiaron a la población local, la cual tenía las defensas muy bajas.
Afortunadamente, una vacuna impulsada por lady Montagu y probada por Edward Jenner en 1796 frenó progresivamente el avance de esta enfermedad. Lo cual no quita que las cifras de esta pandemia sean desgarradoras: alrededor de 500 millones de muertes en el mundo y una tasa de letalidad del 30%.
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2. La peste negra
Esta pandemia -que alcanzó un punto máximo entre 1347 y 1353- se considera la más devastadora de la historia de la humanidad. Tiene su origen en el bacilo de Yersinia pestis, que fue transmitido por las pulgas de las ratas (Xenopsylla cheopis).
Una de las imágenes más conocidas de la peste negra es la de las máscaras picudas. Estas se utilizaban porque, a raíz del desconocimiento que había entonces sobre la enfermedad, se creía que la infección se producía por el aire envenenado. Por ello, para tratar a los pacientes, los médicos colocaban hierbas en la prolongación de la máscara, creyendo que de esta forma creaban una especie de barrera que los protegía del contagio.
Posteriormente se descubrió que ni las máscaras ni los métodos eran efectivos. Con lo cual, en tan solo 6 años la demografía europea pasó de 80 a 30 millones de personas, y en la península Ibérica murió entre el 60 y 65% de los habitantes.
1. El sida
Desde que fue detectado en Nueva York y California en 1981, el sida ha acabado con la vida de más de 40,1 millones de personas en todo el mundo. Es por ello que sigue considerándose una pandemia cuya incidencia, además, está volviendo a crecer en ciertos países.
Esta enfermedad está causada por el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) que no es letal por sí mismo, sino por sus consecuencias: el virus ataca al sistema inmunitario y lo debilita, facilitando que el paciente se contagie de otras enfermedades infecciosas que sí son mortales en la mayoría de casos. Cuando la afección evoluciona hasta este punto es cuando se le denomina Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).
El virus se transmite a través de los líquidos corporales de las personas infectadas, como sangre, leche materna, semen y secreciones vaginales. Si bien el sida no tiene cura, los avances sanitarios han permitido que los pacientes puedan tener una vida larga y digna gracias a nuevos tratamientos, diagnóstico temprano y, sobre todo, estrategias de prevención y concientización.
No obstante, algunas zonas con menores oportunidades para acceder a una atención médica siguen luchando contra la enfermedad. En este sentido, según los últimos datos de la OMS, se calcula que a finales de 2021 había 38,4 millones de personas conviviendo con el VIH, y más de dos tercios de ellas estaban en África.
