El doctor Sai Li, un científico de la Universidad de Tsinghua en Beijing, logró llegar hasta el núcleo mismo del poderoso SARS-CoV-2, que mide una millonésima de pulgada, y ver cómo el virus es capaz de infectar una célula y ésta producir miles de genomas nuevos de ese virus, entre otros sofisticados comportamientos. Científicos de EU y el mundo dicen en este reportaje publicado por The New York Times que el nuevo coronavirus supera todo lo que ha visto la humanidad en la materia y se necesitarán años para comprenderlo.
Ciudad de México, 9 de octubre .– Hay de todo en la granja de los virus. Débiles, fuertes, agresivos y pasivos. Pero no los hemos descubierto todos y apenas estamos entendiendo cómo funcionan. Son un mundo aparte y el señor SARS-CoV-2 destaca entre ellos. Universidades e instituciones públicas y privadas en todo el mundo lo están desnudando. Apenas.
Un virus solo puede replicarse dentro de las células de otros organismos. Están hechos por ácidos nucleicos con largas de ADN o ARN que son protegidas por proteínas. Secuestran una célula y la obligan a comportarse distinto. A asimilarlos. Y en eso se les va la vida.
Eso es lo que plantea este viernes “El coronavirus desvelado”, un reportaje publicado en The New York Times y escrito por el periodista especializado Carl Zimmer, quien, basado en las investigaciones del científico chino Sai Li, biólogo estructural de la Universidad de Tsinghua en Beijing, muestra la estructura completa del SARS-CoV-2, incluidos los componentes de su núcleo y cómo es que opera parte por parte.
Zimmer, quien es autor de 13 libros que se orientan en la biotecnología y el ADN, revela cómo el doctor Li y su equipo se convirtieron en los primeros seres humanos que vieron lo que el virus contiene en su totalidad. Durante semanas, dice el columnista del NYT, Li y sus colegas “inspeccionaron las proteínas que tachonaban su superficie y se sumergieron en su núcleo, donde la cadena de genes del virus estaba enrollada con proteínas. Las imágenes le recordaron al Dr. Li los huevos en un nido”.
Gracias a ese trabajo de científicos, el nuevo coronavirus ya se ha descodificado. “Han llegado a conocerlo en íntimo y atómico detalle. Han descubierto cómo utiliza algunas de sus proteínas para introducirse en las células y cómo sus genes, íntimamente retorcidos, dominan nuestra bioquímica. Han observado cómo algunas proteínas virales lanzan llaves en nuestras fábricas celulares, mientras que otras construyen viveros para producir nuevos virus. Y algunos investigadores están usando supercomputadoras para crear virus virtuales completos que esperan usar para comprender cómo los virus reales se han propagado con una facilidad tan devastadora”, escribió Zimmer.
Al respecto, científicos estadunidenses, líderes de distintos laboratorios de investigación, alabaron la contribución del doctor Li, pero también alertaron que el virus no se parece a nada con que la humanidad se haya enfrentado en esa materia.
Rommie Amaro, bióloga computacional de la Universidad de California en San Diego, y Gerhard Hummer, un biofísico computacional del Instituto de Biofísica Max Planck, quienes han indagado sobre el comportamiento de las proteínas ante el ataque del virus, dijeron al Times que la contribución de Li ofrece una nueva visión sobre la flexibilidad de los picos del SARS-CoV-2 para encontrar la proteína en la superficie de las células, adherirse y, además, inyectar sus genes.
El nuevo coronavirus, escribió Zimmer, tiene genes dispuestos en una cadena molecular llamada ARN que es una hebra que se pliega “en una maraña endiabladamente compleja”.
Sylvi Rouskin, bióloga estructural del Instituto Whitehead y quien investiga esos genes, dijo al NYT que esos nudos o marañas permiten que el virus controle los ribosomas del cuerpo humano, que no son sino las diminutas fábricas celulares que bombean proteínas, y además pasan de una forma a otra con facilidad, por eso controlan la maquinaria molecular del cuerpo.
En cuestión de horas, describe Zimmer, una célula infectada puede producir miles de genomas de virus nuevos. “Los ribosomas de la célula leen sus genes, arrojando aún más proteínas virales. Eventualmente, algunas de esas proteínas y los nuevos genomas se ensamblan para producir nuevos virus.
Esta no es una tarea fácil de seguir, dice, porque “la cadena de genes del coronavirus es cien veces más larga que el virus mismo”.
Las nuevas imágenes del SARS-CoV-2, halladas por el doctor Li, se han vuelto esenciales para la lucha contra la pandemia, afirma el periodista en su amplio reportaje.
Los desarrolladores de vacunas estudian la estructura del virus para asegurarse de que los anticuerpos producidos por las vacunas se adhieran firmemente al virus, mientras que los desarrolladores de fármacos están inventando moléculas que alteran el virus deslizándose en rincones y grietas de proteínas y bloqueando su maquinaria, explica.
Sin embargo, aclara con base a las contribuciones de los especialistas, “se necesitarán años para comprender el SARS-CoV-2”.