Cuando más cerca de fretar la pandemia se encontraba la humanidad, el surgimiento de nuevas variantes en el virus del COVID-19 han puesto en jaque los avances, pues la comunidad científica teme que se interfiera con la efectividad de las vacunas que atenúan la gravedad de la infección del nuevo coronavirus.
La nueva variante del SARS-CoV-2, “E484K”, detectada en Sudáfrica, supone una visible preocupación para el combate de la enfermedad, pues ha demostrado que reduce 10 veces la efectividad del suero convaleciente, uno de los tratamientos de primera elección del coronavirus, afectando la producción de anticuerpos en los pacientes.
En diciembre pasado la mutación, “501Y.V1”, fue identificada en el condado de Kent en Reino Unido, la cual, pese a contar una transmisibilidad 50 veces mayor a la de la cepa convencional no demostró una letalidad mayor y los clínicos aseguraron que no interpondría con los efectos inmunizantes de las vacunas.
Sin embargo, semanas más tarde, un grupo de bioinformáticos de la Universidad de KwaZulu-Natal en Durban, Sudáfrica descubrió la aparición de E484K, como una “sub-variante” de la mutación “501Y.V2” que se originó en la provincia de Cabo Oriental.
A partir de este hallazgo, otro grupo de investigadores observaron 35 muestras de plasma recolectadas de 17 pacientes con la nueva variante del COVID-19, después de los primeros 15 y hasta los 121 días, posteriores a la manifestación de síntomas. Los resultados, publicados en “bioRxiv” demostraron que, inicialmente, el plasma convaleciente neutralizó el SARS-CoV-2, pero fue disminuyendo visiblemente del mismo modo que evadió las defensas inmunes.
Los autores del trabajo mencionaron que E484K representa una de las mayores alteraciones de la proteína de S, encargada de activar la envoltura viral que propicia la fusión con la membrana celular, infectado a la persona con el virus.
“E484K”, en particular, conduce a la formación de nuevos contactos favorables. “La afinidad mejorada de S muy probablemente apuntala la mayor transmisibilidad, lo que puede proporcionar una explicación de la evidencia de que la variante es capaz de escapar de la neutralización”, reveló el documento. Eso quiere decir que el agente facilita la unión del virus al receptor de la célula.
¿Por qué el SARS-CoV-2 muta tanto?
De acuerdo con David Montefiori, epidemiólogo de la Universidad de Duke en Durham, manifestó en una publicación “Nature” que la mutación de un virus, a diferencia de lo que podríamos pensar, es un fenómeno de naturaleza nata, ya que en el momento en el que se transmite de una persona a otra sufre, invariablemente, cambios.
Durante estas alteraciones, las variantes de un patógeno se caracterizan por evadir las funciones del sistema inmunitario, cambiando las propiedades del virus y por ende aumentan o disminuyen su letalidad.
Por ello, dar seguimiento a su comportamiento resulta esencial para los expertos, ya que, como declaró el experto en inmunología viral, la secuencia genética del coronavirus cambió a medida que el virus se propagó de región a región.
Para entender su mutabilidad, el director del Laboratorio de Investigación y Desarrollo de Vacunas del SIDA comparó los cambios que ha sufrido el SARS-CoV-2 en comparación del VIH, concluyendo que el nuevo coronavirus cambia mucho más lentamente a medida que se propaga. Sin embargo, reconoció que eso no evita que se manifieste de forma “alarmante”, pues en muchas ocasiones estas variantes se caracterizan por infectar a las células con mayor facilidad.
¿Qué riesgo implicaría encontrarnos con la variante “E484K”?
Para los especialistas es preocupante la posibilidad que “E484K” permita que el virus escape de las respuestas inmunitarias de algunas personas. Rino Rappuoli, de la Toscana Life Sciences Foundation en Siena, Italia, fue otro de los científicos que estudió la mutación, señalando que toda la respuesta de anticuerpos del individuo contra el SARS-CoV-2 estaba dirigida contra una pequeña porción de la proteína de pico.
Por su parte, Jesse Bloom, biólogo evolutivo viral del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson en Washington, estimó que las mutaciones como “E484K” evitan la producción de anticuerpos de los pacientes en diferentes grados.
Sin embargo, aún no esclarecen qué factores motivan a dicha variabilidad. Por lo que trabajan sin detenimiento, ya que aseguraron que una pregunta urgente es “si tales cambios alterarán la efectividad de las vacunas en el mundo real”.
Mientras que Bloom aseguró que las inyecciones provocan enormes niveles de anticuerpos neutralizantes, por lo que una pequeña caída en su potencia contra las variantes no motivaría a la disfunción de las vacunas, otros investigadores consideraron que es posible que se necesiten nuevas terapias con anticuerpos para atacar las variantes emergentes.
NR