África se enfrenta a una crisis de salud pública sin precedentes, con un brote de viruela del mono (mpox) que se extiende rápidamente por el continente. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de África, el número total de casos ha aumentado en más del 100% en lo que va de año, llegando a casi 19.000 infecciones.
La situación es especialmente grave en la República Democrática del Congo, donde se ha detectado una cepa más mortal del virus, conocida como clade Ib. Esta variante se está propagando a un ritmo alarmante, lo que ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a declarar una emergencia sanitaria mundial.
“Todavía no hemos empezado a vacunar. Empezaremos en unos días si estamos seguros de que todo está en su sitio”, declaró el director general de los CDC africanos, Jean Kaseya. Sin embargo, la escasez de vacunas es un problema crítico, ya que se necesitan al menos 10 millones de dosis para hacer frente a la crisis.
A pesar de la gravedad de la situación, un funcionario de la OMS ha intentado calmar los temores, afirmando que “el mpox no es el nuevo covid”. Aun así, la necesidad de una respuesta coordinada a nivel internacional es ahora más urgente que nunca.
“Podemos, y debemos, hacer frente al mpox juntos, entre regiones y continentes”, dijo Hans Kluge, Director de la OMS para Europa. Con la propagación de esta cepa más mortal, es crucial que los países africanos y sus socios extranjeros trabajen en estrecha colaboración para controlar el brote y salvar vidas.