¿Números azules?
El otro casi eterno problema de las startups en todo el globo se refiere a las ganancias y el retorno para los inversionistas.
Un artículo del New York Times de febrero de este año, antes del efecto distorsionante de la pandemia en las economías, destacaba a toda una hornada de startups que no estaban cumpliendo su promesa de valor, y esbozaba un cierto desencanto con el modelo: el dinero que se inyecta mediante la valoración especulativa privada no parece tener el retorno esperado.
Steven Kaplan, economista y profesor de emprendimiento y finanzas en la escuela de negocios Booth de la Universidad de Chicago afirmó en ese momento que las “firmas que han estado gastando dinero de modo poco económico, no pueden seguirlo haciendo”.
“Compañías como WeWork han estado invirtiendo en edificios, en publicidad y con precios que les consiguieron clientes, debido a los descuentos iniciales. Pero han perdido dinero. Eso mismo pasa con Uber, Didi, Rappi, etc. que ofrecen viajes gratis o entregas a domicilios gratis, además de incentivos para fidelizar a los conductores”, precisa Kaplan a AméricaEconomía.
No es que Kaplan esté contra el modelo de las startups ni menos de las apps. Al contrario, para él, firmas como Apple, Microsoft, Alibaba, Facebook, Amazon, Google, vienen del mundo del venture capital y son las más valiosas del mundo actualmente, transformándose en el motor de la innovación en los últimos 40 años.
Hasta la fecha los números azules que demuestran la sustentabilidad del negocio en el caso de Rappi aún no están a la vista, aunque dice buscarlos. La empresa tuvo unos ingresos operacionales de 201.007 millones de pesos colombianos (US$ 61,2 millones), pero registró pérdidas por 305.808 milones de pesos colombianos (alrededor de US$ 93,1 millones), según la Superintendencia de Sociedades de Colombia.
“El año pasado estábamos invirtiendo mucho en crecimiento y no estábamos tan enfocados en rentabilidad […]. Estamos pensando en cómo este crecimiento puede ser equilibrado, con una rentabilidad mucho más fuerte que la que hemos tenido antes y que, dentro de poco, seamos una compañía holísticamente rentable”, asevera Kathleen McInerney respecto del futuro de la compañía.
La estrategia −recalca Rappi− estaría en consolidarse en los nueve países del continente donde ya están presentes, en vez de expandirse a más latitudes.
“Aunque estamos todavía en el mindset de startup, en este momento estamos pensando que ya estamos a un nivel impresionante como compañía. Ya crecimos más de lo que podríamos haber imaginado al principio, y lo que queremos hacer ahora es enfocarnos en tener un negocio muy sostenible en las ciudades y en los países donde estemos”, complementa la ejecutiva.
Porque, además, no solo se trata de dinero en el banco para sus fundadores. Hay una serie de inversionistas detrás de Rappi que buscarán, tarde o temprano, el retorno a su apuesta.
En este aspecto las opiniones se dividen. Mientras algunos analistas de “vieja escuela” recuerdan la importancia de ser rentables, otros no ven un problema en seguir creciendo a costa de las rondas de inversión, sin preocuparse de números azules.
“Esta industria se llama capital de riesgo por algo, porque apuesta a que se van a cumplir las expectativas. ¿Quiénes hacen dinero? Las personas que comenzaron en este proceso. En la medida que sean exitosas, los que comenzaron en uno y empezaron a multiplicar su participación, no porcentualmente, sino en una escala exponencial”, detalla el inversionista ángel colombiano Leonardo Suárez.
“El dinero lo ganas cuando haces el exit, o salida; cuando te dicen ‘ahora vendamos, porque necesitamos recuperar’. O, por otro lado, ganas mediante una IPO que transas en bolsa y puedes vender tu paquete accionario a un precio alto que te permita el retorno [que buscabas]”, complementa el académico e investigador Juan Pablo Torres-Cepeda.
Por eso, no importa que Rappi y otras vayan a pérdida en esta etapa. “Bajo este esquema, la empresa sigue creciendo en valor, a pesar de tener números rojos, pero te demuestra que a futuro será el único actor del mercado”, precisa Tadashi Takaoka.
Pero es ahí cuando los de la vieja escuela muestran su desacuerdo.
“Hay un viejo acrónimo en inglés, ‘CIMITYM’ (cash is more important than your mother) que resume esta situación”, explica Kaplan. “Un emprendedor puede tener éxito sin su mamá, pero no puede triunfar sin dinero. Los negocios tienen que poder generar dinero. Amazon perdió dinero por un buen tiempo, pero siempre mantuvo fuertes márgenes positivos. En un punto, la compañía tenía la confianza de llegar a ser rentable y lo ha cumplido”, dice.
El razonamiento del economista es que cuando los inversionistas no desean seguir financiando las pérdidas, las startups deben ser capaces de generar dinero. “Eso implica reducir la combinación de inversión y márketing, junto con subir los precios o reducir los descuentos”, precisa el académico de Chicago Booth.
Es como lo que ha pasado con Uber, justamente, en Estados Unidos. “Ahora que ya es una empresa pública, Uber tiene mucha presión por ser rentable. De hecho, hizo su IPO en mayo de 2019 sin serlo, y, aunque ha estado mejorando sus márgenes, recién ha tenido un trimestre rentable. Parte de esa estrategia ha sido deshacerse de muchas unidades de negocio […] renunciando al plan de ser superapp en Estados Unidos que en algún momento estuvieron contemplando”, recuerda Enzo Cavalie.
“Para los ‘Rappis y Ubers’, mientras tengan márgenes de ganancias positivas y grandes, pueden esperar hacer dinero en algún punto. De modo que los inversionistas se fijan en estos márgenes e intentan anticipar si van a ser rentables cuando dejen de crecer”, añade Kaplan.
Pero la startup asegura a AméricaEconomía que no corre un peligro. “Tenemos inversionistas de todo el globo, que saben cómo podemos llegar a esa rentabilidad. Creemos que donde estamos ahora vamos a llegar a la rentabilidad. Tenemos toda la confianza en que lo que el modelo de negocio que estamos siguiendo en este momento […] es muy sólido”, indica Kathleen McInerney.
Ahí es donde, además, el ingreso de capitales de Softbank podría tener una participación relevante para intentar ver el futuro posible de Rappi.
“Softbank tiene uno de los fondos más poderosos que hay a nivel mundial. La realidad es que es parte de su modelo de negocios es invertir en este tipo de empresas, porque sabe que de cada 10, una termina cotizando en bolsa y siendo el próximo Amazon o el próximo Mercado Libre”, destaca Marcos Pueyrredon.
Enfrentada a la disyuntiva de crecer o ganar dinero, Rappi tendría dos opciones. “Considerando que ya han tenido varias rondas de financiamiento, la startup podría intentar seguir levantando capital de riesgo en rondas G, H… y más, o hacer su estrategia de salida (a bolsa). Tomando en cuenta que Rappi tiene a Justin Wilson, asociado a Softbank como uno de los advisors y especialista en rondas tardías de levantamiento de capital de riesgo, deben estar planeando la estrategia de salida. Me inclino a pensar que Softbank debe estar preparando su adquisición en los próximos años y que es menos probable una IPO”, apuesta Torres Cepeda.
Consultada sobre ello, Rappi nuevamente se muestra abierta a la posibilidad, sin zanjarlo por completo.
“Creemos que estamos innovando y que estamos inventando una compañía que sí podría tener una IPO bien exitosa, en el momento que sea apropiado. Pero nuestra meta, y nuestra visión en cinco años, es crear un ecosistema que ayude a poner las fundaciones de un digital marketplace que sería la solución para nuestra región”, indica McInerney.
Como si no fuera suficiente con esas dudas, otros dos grandes baches se asoman en la ruta de Rappi, que podrían tener incidencia sobre su capacidad para hacer sustentable su negocio.
Por una parte, surgen actores inesperados que pueden hacerle sombra. Se trata de plataformas recientes, como la chilena Justo que trabaja en torno a la promoción y delivery de comidas, la mexicana Check, hecha por y para restaurantes, las nuevas apps de envíos a domicilio de diferentes supermercados y una serie de firmas de retail que buscan hacer sus propios sitios de e-commerce.
“Si Rappi hubiera introducido su superapp pre-COVID probablemente hubiera podido hacerlo [sin competencia], pero con la pandemia se avanzó muchos años en pocos meses, en adopción de e-commerce. Ya es tan grande el porcentaje de ventas online que los negocios no aguantan pagar una comisión tan alta a un tercero”, explica Enzo Cavalie.
Sumado a eso, y a pesar del éxito global de las apps, recientes protestas de repartidores y la amenaza de nuevas leyes laborales y nuevos impuestos digitales en el continente muestran una fragilidad del modelo de economía gig y de última milla.
Finalmente, la más reciente ronda de financiación de Rappi, en septiembre de este año, fue solventada por Softbank, Sequoia y Delivery Hero, por una cifra anunciada de US$ 350 millones (aunque de acuerdo con los datos la SEC de Estados Unidos, la solicitud de Rappi fue por US$ 155 millones y fracción). Una suma que parece baja, comparada con la ronda previa de US$ 1.000 millones, y que podría ser interpretada como una mala señal para inversionistas, respecto del interés que está despertando la startup colombiana en el mundo del capital de riesgo.
Aún con todo eso en contra, Rappi confía en que su apuesta actual es la acertada.
“Nuestro negocio ha cambiado mucho por causa del COVID-19 […] Hemos invertido un montón de plata, tiempo, recursos y atención en torno a cómo podemos cuidar a nuestro ecosistema”, enfatiza Kathleen McInerney. “No estamos pensando cómo Rappi [solamente] puede crecer, estamos pensando en cómo podemos crecer dentro de un barrio, ayudando a todos los actores −aliados, usuarios y repartidores− encuentren un camino para mejorar sus vidas a través de nuestra aplicación”, sentencia la ejecutiva.
En el mundo de las plataformas, está el peligro constante de olvidarse de las ganancias, pero la startup parece estar tomando un camino de optimismo salpicado de mesura, donde apunta a consolidar más que a crecer. De todos modos, para ser rentable, su superapp debe llegar a ocupar una posición dominante en el mercado, lo que pasa necesariamente por ser la favorita constante de los usuarios. ¿Cumplirá Rappi su sueño?






