Contraer COVID da una protección ‘duradera’ contra el virus, según estudio. ¿Por cuánto tiempo?

0

Una infección de COVID-19 ofrece una protección temporal “duradera” contra la enfermedad grave por coronavirus, sea cual sea la variante, concluyó un nuevo estudio.

Aunque la inmunidad natural contra el COVID-19 ofrece protección, los resultados no desaconsejan la vacunación, que sigue siendo el principal método de prevención de casos graves por el COVID, afirman los expertos participantes en la investigación.

Los investigadores de la Universidad de Washington consideran que su estudio, publicado el 16 de febrero en la revista The Lancet, es el más completo hasta la fecha en lo que respecta a la demostración de la protección que ofrece la inmunidad natural contra el COVID-19.

La protección que ofrece la inmunidad natural contra la hospitalización y la muerte por COVID-19 dura casi un año, según el estudio. En concreto, el riesgo de que una persona necesite tratamiento hospitalario por el virus o muera a causa de él fue un 88% menor durante al menos 10 meses.

También se demostró que contraer COVID-19 protegía contra las nuevas infecciones, los síntomas mientras una persona está infectada y la enfermedad grave cuando se trataba de las variantes “ancestrales” del virus, es decir, las cepas alfa, delta y ómicron original, según el estudio.

El trabajo “sugiere que el nivel y la duración de la protección frente a la reinfección, la enfermedad sintomática y la enfermedad grave están al menos a la par con la que proporcionan dos dosis de las vacunas ARNm (Moderna, Pfizer-BioNtech) para las variantes ancestral, alfa, delta y ómicron BA.1”, señala un comunicado de prensa sobre el estudio.

Las conclusiones se basan en un metanaálisis de 65 estudios de 19 países, entre ellos Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, India y Noruega, para evaluar la eficacia de una infección previa por COVID-19 a la hora de proteger a una persona. Se incluyeron estudios que examinaban las nuevas infecciones de COVID-19 de personas que no habían sido vacunadas.

Continuar leyendo la historia

La investigación no examinó datos sobre la variante ómicron XBB más reciente o sus sublinajes. La variante ómicron XBB.1.5 es la dominante en Estados Unidos, según muestran los datos de los CDC.

“La vacunación es la forma más segura de adquirir inmunidad, mientras que la adquisición de inmunidad natural debe sopesarse frente a los riesgos de enfermedad grave y muerte asociados a la infección inicial”, afirmó en un comunicado el Dr. Stephen Lim, autor principal del estudio y profesor del Departamento de Ciencias de Métricas de Salud de la Universidad de Washington.

Si una persona se había infectado previamente con una variante de COVID-19 distinta de la ómicron, la protección frente a una infección de ómicron posterior era significativamente menor, señaló la investigación.

Sin embargo, si una persona se había infectado previamente con ómicron, había una mayor probabilidad de que estuviera protegida contra una futura infección con ómicron, pero no en el caso de las subvariantes BA.4 y BA.5, escribieron los investigadores. Esto confirma el “mayor escape inmunitario” vinculado con estas subvariantes concretas.

Para comprender plenamente el “perfil de inmunidad” de una persona y los riesgos de COVID-19, los encargados de la toma de decisiones relacionadas con la salud pública deberían “tener en cuenta tanto la inmunidad natural como el estado de vacunación”, señaló en un comunicado la Dra. Caroline Stein, coautora del estudio.

Tales decisiones, según los investigadores, se refieren a las directrices sobre cuándo las personas deben recibir las dosis de la vacuna contra el COVID-19, incluidas las vacunas de refuerzo, escribieron los investigadores.

Algunas limitaciones del estudio incluyen el hecho de que menos estudios incluidos por los autores tenían datos sobre la cepa ómicron original y sus subvariantes

El trabajo pide más estudios que examinen la protección ofrecida tanto por la vacuna contra el COVID-19 como por la infección. Destaca cómo se han publicado más investigaciones que analizan la eficacia de la vacuna en comparación con la infección por COVID-19.

El estudio recibió financiación de la Fundación Bill & Melinda Gates.