‘Bienvenidos a Edén’ es otra víctima de las malas decisiones de Netflix

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Netflix no para con su producción española y desde el 6 de mayo aterriza en su plataforma Bienvenidos a Edén, nueva serie adolescente que apuesta por un cóctel de misterio y thriller en un contexto singular que involucra sectas, localizaciones paradisiacas futuristas, intrigas, fiestas y algún que otro punto romántico. La idea, sobre papel, es indudablemente atractiva e incita a hincar el diente a lo que la compañía ha preparado con esta historia perfecta para su público potencial.

Sin embargo, los resultados que se dejan ver en sus ocho episodios están bastante lejos de alcanzar las expectativas. Y hay una razón muy clara que explica el porqué.

Amaia Salamanca y Lola Rodríguez en Bienvenidos a Edén (Foto: LUCIA FARAIG/NETFLIX © 2021)

Bienvenidos a Edén nos presenta el relato de varios jóvenes que, tras ser invitados a una misteriosa fiesta en una localización secreta, se verán atrapados en una isla con una secta que oculta secretos. La serie no esconde el tipo de producto que quiere ser y desde el primer capítulo apuesta por un tono desenfrenado, fiestero y adolescente que, como bien me ocurrió en otros productos similares como Élite, no fue precisamente fruto de mi devoción. En un principio atribuí mi rechazo a Bienvenidos a Edén a este razón, pero cuando se empieza a adentrar en otras temáticas que me generaban mayor intriga e interés y seguía produciéndome bastante indiferencia, me di cuenta de que mi poca devoción se debía a otra razón.

Y es que se trata de una producción que tiene muy claro su concepto, uno muy atractivo, pero que no pone recursos suficientes para desarrollarlo como debería. Se plantean muchas cuestiones interesantes pero el guion no sabe cómo cuadrar ni definir todas ellas, se presenta un mundo paradisiaco futurista con muchas posibilidades artísticas pero en pantalla es evidente que el presupuesto se queda corto. Tiene un reparto perfecto lleno de jóvenes promesas e incluso estrellas de la música como Belinda o Ana Mena, pero apenas se aprecia esfuerzo en desarrollar a la mayor parte de sus personajes, la intriga es interesante pero en todo momento sientes que no conduce a ningún sitio.

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Belinda Pop como África en el episodio 04 de ‘Bienvenido a Edén’. Cr. LUCIA FARAIG/NETFLIX © 2021

Es decir, Bienvenidos a Edén es una serie que con más tiempo para pulir sus guiones, más dinero para hacer lucir sus escenarios y más esfuerzo en saber identificar los errores de base que tiene el proyecto, podría haber sido una de las producciones del año. Pero no es el caso, y era prácticamente imposible que lo fuera bajo el modelo de producción de Netflix. Y es que creo que en esta serie vuelve a ser evidente el mayor problema que arrastra el servicio de streaming con sus originales, lo que viene a ser el producir en masa para rellenar catálogo sin dar el mimo suficiente a sus proyectos. Y no es la primera vez que tengo esta sensación en los últimos meses, puesto que ya sentí lo mismo con otras series muy fallidas como Jaguar o Érase una vez… pero ya no, títulos con un gran potencial que en ningún momento llegó a explotarse en condiciones en pantalla. Incluso siento que series que me encantaron y me vi del tirón como Feria: La luz más oscura se podrían haber perfilado mucho más con más tiempo para perfeccionar guiones y desarrollar su mundo de fantasía y terroríficas criaturas.

Es cierto que aquí en España el servicio de streaming contrata a productoras externas para que se hagan cargo de sus series o películas originales y no entran directamente en algunas fases de la producción, como es el caso de Brutal Media con Bienvenidos a Edén. Pero desde luego, al ser la propia Netflix quien da luz verde a los proyectos, quien limita sus producciones a lo que dice su algoritmo, quien pone los recursos y quien impone las condiciones, debería ser la responsable de cuidar ofrecer productos de la calidad, de dar el tiempo y recursos necesarios a cada proyecto e intentar no dejar ningún error en el aire, aunque que eso conlleve producir menos.

Al final, creo que como espectadores agradecemos más pararnos a disfrutar de un producto de calidad que consumir de manera impulsiva series o películas que no terminan por llenarnos. Y esto se está viendo con el inicio de la pérdida de suscriptores de Netflix, que ha perdido más de 200.000 usuarios en los últimos meses y anticipa que la cifra se elevará a los dos millones. Y es que la subida de precios, el aumento de la competencia y esta considerable pérdida de calidad de sus producciones a causa de su producción en masa, al final puede conseguir que algunos usuarios se piensen bien si merece la pena o no invertir su dinero en Netflix.

Y es que Bienvenidos a Edén tenía potencial para convertirse en un Perdidos (Lost) adolescente, pero de nuevo, las decisiones la condenan a ser otra serie que, muy probablemente, se verá en su estreno, genera conversación durante sus primeros días y acabará sepultada y olvidada en el infinito catálogo de la plataforma cuando a la semana siguiente el servicio de streaming estrene otro puñado de series y películas. Y sinceramente, me parece una pena enorme, porque creo que era una serie con muchos detalles interesantes que podrían haber marcado la diferencia dentro de la ficción televisiva española. Pero, tristemente, no ha sido el caso.

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