El polémico proyecto que podría cambiar las reglas del juego
Tras 50 años de observar reformas legales, el periodista analiza con preocupación la nueva CURP con fotografía y huellas dactilares obligatorias. Lo que se vende como una herramienta contra el fraude podría convertirse en la llave maestra para acceder a información privada sin supervisión judicial.
El argumento oficial vs. la realidad
“El que nada debe, nada teme” repiten las autoridades. Sin embargo, en un país donde la prisión preventiva oficiosa por delitos fiscales ya es una realidad, esta base biométrica podría convertirse en un arma de control sin precedentes. Bancos, teléfonos, propiedades y hasta pasaportes podrían bloquearse con un simple registro.
¿Realmente estarán seguros nuestros datos?
Los defensores del proyecto prometen “candados técnicos”, pero la historia reciente muestra otra cosa: desde padrones electorales hasta expedientes médicos han sido vulnerados y exhibidos en internet. Si ni los hospitales pueden proteger información sensible, ¿qué garantías ofrece este megaproyecto?
Agilizar trámites o consolidar control
México no sufre de falta de identificaciones (millones tienen INE, actas y comprobantes de domicilio), sino de falta de Estado de derecho. La verdadera innovación debería enfocarse en mejorar procesos, no en centralizar el poder de vigilancia.
Un contexto político preocupante
Esta reforma llega justo después de los cambios al Poder Judicial, cuando los contrapesos institucionales están más débiles. Con una Corte cuyos ministros deben sus cargos al partido en el poder, las esperanzas de frenar este proyecto parecen mínimas.
Las lecciones que no aprendimos
La historia muestra que cada herramienta de vigilancia termina usándose más allá de su propósito original. Ahora el gobierno busca unificar identidad física, financiera y digital bajo un solo número. Cuando el control se normalice, cualquier protesta llegará demasiado tarde.
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