Inmunidad y Sars-CoV-2. Esa es la principal relación que hoy están estudiando científicos en distintos laboratorios alrededor del planeta.
¿Por qué algunas personas enferman gravemente y otras prácticamente no tienen síntomas? ¿Cuánto tiempo dura la inmunidad que generan cada uno de ellas? ¿Se puede volver a contagiar con el mismo virus?
Todas estás preguntas aún sin resolver se refieren a la relación que establece el virus y el sistema inmune de quien contagia.
Carola Otth, bioquímica, doctora en Ciencias Biológicas y prorrectora de la Universidad Austral , dice que es muy temprano para responder qué falta por conocer del virus, sobre todo considerando que las actuales investigaciones están en curso. Según ella, falta sobre todo una mirada transdisciplinar del virus y la enfermedad Covid-19.
Para Leandro Carreño, investigador del Programa de Inmunología del Instituto de Ciencias Biomédicas de la U. de Chil e (ICBM), la interrogante más grande tiene relación con la respuesta inmune que se generará ante el virus, “los anticuerpos que hoy detectamos en los exámenes rápidos no sobeemos si nos van a proteger para una segunda exposicón o no; tampoco sabemos si una persona asintomática desarrolla respuesta inmune, hay personas que ni siquiera desarrollan anticuerpo, pero sí resultaron positivos al test PCR”, señala.
Transmisión y contagio
Primero se dijo que el virus se transmitía a través de gotículas que salían expulsadas cuando la persona contagiada habla, tose, estornuda, grita o canta, pero al ser pesadas, rara vez llegaban más allá de 1 o 1,5 metros desde el emisor. Sin embargo, una carta de más de 200 científicos dirigida a la OMS, pidió reconocer que también existía la posibilidad de transmisión a través del aire por aerosoles. Otro grupo dice que sí es probable la suspensión en el aire, pero solo en recintos hospitalarios cerrados en los que exista alta carga viral.
Más allá de la posición de los grupos de científico, lo que sí está claro es que la uso de mascarillas y el distanciamiento físico es clave.
De las vías de ingreso, también se han dado distintas versiones. Se sabe que se trata de un virus respiratorio que ingresa por el contacto con las mucosas de los ojos, nariz y boca. Algunos investigadores dicen que es difícil que ingrese a través de la boca por los alimentos. Según la OMS, hasta ahora no hay evidencia de esta transmisión, pero también señala, que los envases de alimentos deben ser tratados con el cuidado de una superficie.
Carreño, dice que “lo más aceptado es la transmisión por el aire, esa es la principal vía. Mucho menor, es el contagio por fomite (los objetos que se tocan) y mucho menor, a través de aerosoles en suspensión. En distinto porcentaje, estas son las vías de transmisión que tiene el virus”, señala.
Respecto de los síntomas, “el virus inicialmente se asocia a cuadros respiratorio, pero la infección es sistémica. Al reconocer ACE2 como receptor, accede a todos los órganos que tienen este receptor. La cantidad de síntomas diferentes, si estas manifestaciones tendrán secuelas, este tema de investigación médica en desarrollo. Se requieren más estudios sobre los mecanismos patogénicos del virus y la diversidad de cuadros clínicos que puede desencadenar, donde los estudios de genómica, transcriptómica y proteómica serán fundamentales para identificar genes de susceptibilidad e identificar poblaciones de mayor riesgo, o identificar nuevos mutantes virales que circulan”. dice Otth.
Origen
Una de las primeras acciones que tomaron las autoridades chinas al inicio de la pandemia fue cerrar el mercado de Wuhan, un mercado que vendía todo tipo de animales, muertos, vivos y otros que faenaban en el mismo lugar, muchos de ellos salvajes y exóticos.
Los primeros sospechosos fueron los murciélagos, los mismos mamíferos que estuvieron en el origen del virus Sars en 2003 y del Mers, en 2012. En el primer caso se comprobó que un coronavirus de murciélago saltó a una civeta y desde allí al ser humano; en el segundo, desde el murciélago a los camellos y luego al ser humano.
Con el nuevo coronavirus, ya se sabe que el origen está en el murciélago. Los últimos estudios, mostraron que el murciélago herradura intermedio (Rhinolophus affinis) que habita en la provincia suroccidental china de Yunnan, posee un virus cuyo genoma es 96% idéntico al Sars-CoV-2.
Otro tipo de murciélago de herradura malaya (Rhinolophus malayanus) tienen un coronavirus que es en un 93%, igual.
El mes pasado, un grupo de investigadores de la OMS viajó a China para aclarar el origen del virus. Hasta ahora el principal sospechoso es el murciélago, pero también hay dudas sobre el intermediario. ¿Pasó el nuevo coronavirus por el pangolín u otro animal o el ser humano se contagió directamente desde un murciélago?.
“Las investigaciones sobre interacciones ecológicas de patógenos zoonóticos incluida la de identificar los factores que posibilitan que el virus logre infectar otras especies animales, o cómo se transmite la infección de una persona a otra siguen siendo incompletas”, dice Otth. Por lo mismo, la aparición de este virus Sars-CoV-2 evidencia la necesidad de generar investigaciones que aporten conocimiento sobre las barreras de transmisión de patógenos entre humanos-animales, y sobre las enfermedades zoonóticas, así como investigaciones exhaustivas que aborden la interfaz humano-animal-medio ambiente, concepto que desarrolla la iniciativa One Health.
Invierno o todo el año
Cuando recién apareció el virus, los científicos creían que se comportaría como un virus estacional, como la influenza, y que afectaría con mayor fuerza en el invierno, cuando se ventila menos por las bajas temperaturas, se calefacciona más y las personas se juntan más.
Hoy en el hemisferio norte están en pleno verano y los casos aumentan en una segunda ola; en el sur, el virus en invierno también está cobrando miles de víctimas. Ni la temperatura ni el sol ha afectado.
Según la OMS, el nuevo coronavirus no será un virus estacional. Otros investigadores dicen que todo dependerá de las vacunas y otros que es muy temprano para calificar.
“Si es estacional o no, tiene más que ver con la vacuna. Cuando haya una vacuna, la pregunta será si nos protegerá para siempre o se tendrá que poner una vez al año. La estacionalidad se refiere a que haya una posibilidad de que las vacunas candidatas nos proteja de una manera general, o que no proteja tanto y tengamos que vacunarnos año a año con cepa diferente”, explica Carreño.
Según él, no debiera ser un virus estacional porque si bien, hay mutaciones, no son tan exageradas como para creer que no protegerán, peso mientras no existan, no se sabe.
La vacuna contra el coronavirus que están desarrollando Pfizer y BioNTech. Crédito: BioNTech.
Vacunas
Son 155 las vacunas nuevas en estudio, de acuerdo al catastro que sigue la OMS: 26 en estudios clínicos humanos y 139 en etapa preclínica.
Las vacunas que están más adelantadas están desarrollando vacunas con virus inactivado (Sinovac y Sinopharm), con ARN mensajero (Moderna y Pfizer) y con un virus atenuado (Oxford y CanSino)
“Hay múltiples plataformas actualmente investigadas: virus completos inactivados o debilitados, proteínas genéticamente modificadas, tecnologías de ADN y “ARN mensajero” (ARNm). Algunas compañías farmacéuticas ya comenzaron la primera fase de los ensayos clínicos, mientras que otras esperan comenzar en un par de meses. Los primeros resultados están previstos en 2021. Sin embargo, el actual comportamiento de Covid-19, la inmunidad poco duradera observada en los individuos que se han recuperado y la evidencia de reinfecciones nos sugiere que las investigaciones y avances en el desarrollo de vacunas es un área que aún tiene mucho que aportar”, dice Otth.