Hace 66 millones de años, la Tierra sufrió un golpe devastador que marcó el fin de la era de los dinosaurios. Pero ahora, un nuevo descubrimiento revela que este evento catastrófico no fue un impacto solitario, sino una doble amenaza cósmica.
Según un grupo de científicos, un segundo asteroide, más pequeño pero igualmente letal, se estrelló contra el océano frente a las costas de África Occidental, creando un cráter de 450-500 metros de ancho conocido como Nadir. Este impacto habría generado un tsunami de al menos 800 metros de altura, que habría atravesado el Atlántico.
“Imagina que el asteroide chocara contra Glasgow y tú estuvieras en Edimburgo, a unos 50 km de distancia. La bola de fuego tendría unas 24 veces el tamaño del Sol en el cielo, lo suficiente para incendiar árboles y plantas en Edimburgo”, explica el doctor Uisdean Nicholson, de la Universidad Heriot-Watt.
Tras el impacto, una explosión de aire extremadamente fuerte y un terremoto de magnitud 7 habrían sacudido la Tierra, liberando enormes cantidades de agua del fondo marino que luego caerían en cascada, creando huellas únicas en el suelo.
Aunque los científicos aún no han podido determinar con precisión cuándo ocurrió el impacto del asteroide Nadir, están seguros de que fue durante el periodo Cretácico, cuando se produjo la extinción de los dinosaurios.
¿Podría volver a ocurrir algo así? Según la NASA, el asteroide Bennu, que actualmente es el objeto más peligroso que orbita cerca de la Tierra, tiene una probabilidad de 1 en 2.700 de chocar con nuestro planeta el 24 de septiembre de 2182. Aunque es una probabilidad baja, es un recordatorio de que la amenaza de los impactos de asteroides sigue siendo real.
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