Fue uno de los momentos más icónicos de la cultura pop: la boda soñada de la superestrella Jennifer López con su gran amor, Ben Affleck. Sin embargo, este cuento de hadas tuvo un final inesperado. Apenas dos años después, la pareja ha solicitado el divorcio, dejando a sus fanáticos con el corazón roto.
Según los documentos judiciales obtenidos en exclusiva, JLo citó “diferencias irreconciliables” como la razón principal para poner fin a su matrimonio. Pero eso no es todo. La artista también solicitó que se le retire el apellido de su ahora exesposo, volviendo a ser simplemente Jennifer Lynn López.
A pesar de que en un principio la actriz y cantante consideró “romántico” y “tradicional” adoptar el apellido Affleck, parece que la realidad de la separación la ha llevado a tomar esta decisión. Ni ella ni Ben recibirán manutención conyugal, lo que sugiere una separación amistosa, aunque sin final feliz.
Esta historia de amor y desamor nos recuerda que incluso las parejas más icónicas no están exentas de enfrentar desafíos. Mientras lamentamos el fin de este matrimonio, no podemos evitar preguntarnos: ¿Qué lecciones podemos aprender de esta experiencia?
