Lo que le pasa a tu cuerpo si duermes menos de 5 horas; no querrás volver a hacerlo

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El sueño es algo fundamental en nuestras vidas, algo con el que no podríamos subsistir porque es necesario tanto productiva como fisiológicamente, es decir, no es solo un período de descanso, sino un proceso vital para la salud y el bienestar general. Desde tiempos remotos, los seres humanos han dedicado una parte significativa de su tiempo al descanso nocturno, reconociendo de manera intuitiva su importancia para el funcionamiento óptimo del cuerpo y la mente.

¿Cómo se explica el sueño de manera biológica?

Durante el sueño, nuestro cuerpo lleva a cabo una serie de procesos biológicos cruciales para reparar tejidos, consolidar la memoria, regular el metabolismo y fortalecer el sistema inmunológico. Muy similar a una noche nuestro en el que nuestro cuerpo se sometiera a una revisión exhaustiva y garantizar su buen funcionamiento al día siguiente.

Sin embargo, en la sociedad moderna, el sueño frecuentemente se ve relegado a un segundo plano debido a las demandas del trabajo, el estudio, la vida social, la familia y otras actividades. Muchas personas consideran que dormir menos de lo recomendado es una forma de aumentar su productividad o de exprimir al máximo el día. Sin embargo, esta mentalidad puede tener consecuencias graves para nuestra salud a largo plazo, como lo revela un estudio publicado en la revista PLOS Medicine.

¿Y qué dice el estudio?

Este estudio, que involucró a casi ocho mil personas de 50, 60 y 70 años, reveló datos alarmantes sobre los efectos de dormir menos de cinco horas diarias en adultos mayores. Los resultados demostraron que aquellos que dormían menos de cinco horas diarias tenían un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas en comparación con aquellos que dormían siete horas completas. Esta conexión entre la falta de sueño y la salud crónica nos describe todavía más la importancia de priorizar un sueño adecuado en nuestra vida diaria.

Entonces, ¿por qué es tan crucial dormir lo suficiente?

En primer lugar, el sueño juega un papel fundamental en la regulación de hormonas clave en nuestro cuerpo, como la leptina y la grelina, que están involucradas en el control del apetito y la saciedad. Cuando no dormimos lo suficiente, estas hormonas pueden desequilibrarse, lo que puede llevar a antojos de alimentos poco saludables y, en última instancia, contribuir al aumento de peso y al desarrollo de enfermedades como la diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.

Además, el sueño insuficiente también afecta negativamente la función cognitiva y el estado de ánimo. Todos hemos experimentado las consecuencias de una noche de insomnio: dificultad para concentrarse, irritabilidad y falta de energía. A largo plazo, la privación crónica del sueño puede aumentar el riesgo de trastornos del estado de ánimo como la depresión y la ansiedad, así como disminuir la capacidad cognitiva y la memoria.

Otro aspecto importante es el impacto del sueño en el sistema inmunológico. Durante el sueño, nuestro cuerpo produce proteínas que ayudan a combatir infecciones y enfermedades. Por lo tanto, la falta de sueño puede debilitar nuestro sistema inmunológico, haciéndonos más susceptibles a resfriados, gripes y otras enfermedades.